Soy Veronica Tenaglia, emprendedora pyme de la Economía del Conocimiento
Soy mamá de Lucas y compañera de «El Chino», mi esposo. Nací en Saladillo, en una familia de campo donde todas las mañanas mi abuelo ordeñaba las vacas y mi mamá con la leche hacía queso, ricota, dulce de leche y todo lo que se comía en mi casa era básicamente de producción propia. También mamá tejía y cosía, para vestirnos.
Fui a una escuela primaria rural, para evitar ir a caballo, la Sra Alicia, mi maestra de segundo a séptimo grado, transformó su Citroneta en colectivo… esas son las cosas que me enseñaron el valor del compromiso, el esfuerzo y el amor por la familia y el pueblo.
A los 18 años me vine a la Ciudad de Buenos Aires a estudiar para ser contadora en la universidad pública. A la par del estudio, trabajé de todo… vendí pochoclos, fui promotora hasta que ingresé a una empresa constructora. Ellos me inscribieron en un MBA en la UCA y cursándolo, comencé a trabajar en una empresa multinacional como contratada.
Fui aprendiendo en distintas áreas a lo largo de los años y, con mucha dedicación, pasé a ser responsable de marketing para Colombia, Venezuela y Ecuador.
A mis 35 años me animé a emprender en Argentina, a pesar de las crisis, la inflación y los dilemas financieros de siempre… porque si hay plomo, los argentinos tenemos el talento para transformarlo en oro y volvernos más resilientes.
Soy emprendedora pyme de la Economía del Conocimiento, un sector que te permite emprender sin tener un gran capital económico, sino que premia a la creatividad, la tecnología y la innovación. Es un rubro con muchísimo potencial que necesita tener voz propia y trabajar de la mano con las empresas, los trabajadores y el estado.
Soy peronista de toda la vida y siempre hice política, lo que no tuve fue un cargo. Creo en un peronismo que no perdió el sentido común popular y el olfato de lo que la gente quiere y siente, transversal a un proceso renovador de ideas y de personas que entiendan los problemas del siglo XXI. Soy una mujer que vino de abajo y con educación y trabajo pude salir adelante, desde ese lugar puedo aportar una perspectiva real en la política.
Los que me conocen dicen que soy un bicho raro, porque convivo en universos que parecieran ser opuestos como la economía del conocimiento y el campo, la empresa y el peronismo, el mundo agrícola y la ciudad… ¡Algo de razón tienen porque soy un poco de todo eso!, como un puente que busca integrar en vez de separar y siempre con una mirada abierta hacia lo que vendrá.